El de la mula torda

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martes, 14 de abril de 2015

El Fuero de Madrid.



Tras la conquista de Madrid por Alfonso VI, y su posterior muerte, los musulmanes abrieron la puerta del estrecho a Alí, también llamado Tesufín, emperador de los almorávides. el propósito era ocupar las plazas perdidas años atrás. sitiaron Madrid, pero una gran peste atacó el campamento sarraceno. Alí vio peligrar su vida y marchó hacia Sevilla. Los defensores de Madrid salieron del Alcázar, único punto que no había sido tomado. En el sitio denominado desde entonces," El Campo del Moro", dejaron los almorávides muertos, y todo un botín que no se llevaron, y los madrileños con el pendón de la Villa, el oso prieto en campo de plata, junto con los vecinos de Ávila y Segovia, emprendieron escaramuzas. Esto ocurrió en 1109.
Alfonso VII, que residió muchas veces en Madrid, le colmó de privilegios, fueros y ordenanzas. el fuero otorgado en toledo a los madrileños, en 1122, fue el primero, se concedía al Consejo de esta Villa, la donación perpetua de montes y sierras que había entre Madrid y Segovia.
El Fuero de Madrid, otorgado por Alfonso VIII se conserva en el Archivo municipal de la Villa. Es un códice en pergamino, de veintiséis hojas, en cuatro cuadernos, faltando el segundo. en él están las disposiciones legales y ordenanzas. Está escrito en letra gótica, en latín romanceado. Este hecho fue primordial para Madrid ya que muy pocas ciudades tenían un fuero propio.
Si quieres conoce el vídeo sobre el Fuero de Madrid. El documento que durante mas de 100 años ordenó la vida de la ciudad. Haz clic AQUÍ.
Y ahora viene la anécdota, como nos decía el Premio Nobel de literatura, "no es lo mismo estar dormido que durmiendo, porque no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo". En el argot más barriobajero hay palabras que a pesar de su malsonancia están totalmente arraigadas. Pancracio Celarán, autor de «El Gran Libro de los Insultos», publicado por la editorial La Esfera, expone que el vocablo jodido alude al sujeto miserable, ruin y malintencionado que en su dañina actitud busca el enojo de la gente.
El origen del apelativo se centra en el participio pasivo del verbo latino futuera: fututus in culum (sodomita paciente, literalmente 'jodido en el culo') y se usa con voluntad ofensiva desde el siglo XII. En el Fuero de Madrid se lee:
Toto homine qui a uezino uel a filio de uezino aut a uezina uel filia de uecina, qui a mulier dixerit puta aut filia de puta uel gafa, et qui al baron dixierit alguno de nomines uedados fudid in culo aut filio de fudid in culo aut cornudo aut falso...

Hoy en día, el término, ha cambiado un poco,  la carga semántica del vocablo no es el factor más importante para explicar su capacidad ofensiva. Importan más los factores suprasegmentales o la voluntad del hablante, donde el término soporta significados y matices como el de persona muy fastidiada, física o moralmente hecha polvo.

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